Qué empanadas comer en Carnaval y en la Cuaresma 

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Nuestra cocina, la mediterránea, está marcada por las tradiciones y por la religión. Y a pesar de que hoy día se han abandonado muchas prácticas creencias, a pesar de que somos mucho más laxos, el calendario sigue salpicado de festividades cuyos orígenes son ancestrales, y con un claro origen religioso, fiestas que vienen cargadas de platos, recetas y suculentas propuestas culinarias ¡Incluso el Carnaval! 

Orígenes del Carnaval

Esta fiesta “pagana” se remonta a tiempos atrás. Se iniciaban -como ahora- con la celebración del Jueves Lardero, también conocido como el “Día del huevo y el cerdo” o el “Día de la tortilla”. Este día indicaba el fin de un periodo de alimentación grasa y calórica, iniciado con la matanza del cerdo, por San Martín (noviembre), y seguido de la Navidad, la época de los “atracones patacruélicos” por excelencia. 

En febrero, por tanto, la despensa ya se había vaciado, pero quedaban todavía algunos chicharrones y butifarras, productos de la matanza del cerdo que podían conservarse por más tiempo. La cuestión era, pues, hincharse de estos alimentos grasos – butifarras, chicharrones, tortillas y muchos otros más- para prepararse para la abstinencia de la Cuaresma, los 40 días “de penitencia”, en los que la Iglesia cristiana prohibía la ingesta de carne. 

Siete semanas sin probar carne

La Cuaresma se iniciaba -y se inicia- el Miércoles de Ceniza. El nombre de este día se remonta a un pasaje de la Biblia: Judit se cubrió cubrió su cabeza con ceniza (postrándose ante Dios) antes de intentar liberar Betulia. Este gesto cobró sentido en los siglos V y VI cuando se puso en marcha la “penitencia pública”. Una marca de ceniza que dejaba señalados a todos los grandes pecadores. Sus penas se perdonaban con la confesión de sus pecados para la “purificación del alma” y la obtención de la Comunión.

En Catalunya la Cuaresma está representada por “la Vella Cuaresma”, una vieja campesina con siete piernas, que va perdiendo una a una a medida que van pasando las semanas. Esta viejita arrugada y con cara de pocos amigos, se enfrentaba al rey Carnestoltes durante los días de Carnaval, una lucha en la que salía ganadora, por lo que imponía su “dieta” durante siete semanas a base de verduras y pescado. 

Y es que, durante siglos, los feligreses católicos han mantenido la costumbre de respetar el período de penitencia durante la Cuaresma, unos días de ayuno “y oración”, que va desde el Miércoles de Ceniza hasta la llegada de la Pascua o Resurrección, en los que no se podía comer carne. 

Propuestas en forma de empanadas para el Carnaval y la Cuaresma

Por suerte, los tiempos han cambiado una barbaridad, y la realidad es bien distinta. Pero como en esto del comer y del beber nos encanta “seguir algunas tradiciones”, sigamos con las tradiciones. Para la semana carnavalesca, en Mimmar proponemos nuestras empanadas más carnívoras, como las empanadas de butifarra, o cualquiera de nuestras especialidades con recetas elaboradas con carne, desde la de pollo rustido, al pulled pork. Mientras que para las siete semanas de Cuaresma, la opción es clara: la Gallega, con atún, o la Madriles, con calamares, y para los más estrictos, cualquiera de las vegetarianas de nuestra carta: aún tenemos la de calçots, además de la de berenjena, la de tomate, la thai veggie, la de samfaina, la de setas o la de espinacas. 

Y es que, cualquier excusa es buena para darle un bocado a cualquiera de nuestras empanadas ¿no crees?